La llegada del hombre a la Amazonía hace más de 12 000 años, marca el inicio de fenómenos sociales esenciales, creaciones artísticas únicas e invenciones de técnicas primordiales. Muchas de estas prestigiosas innovaciones no provinieron, como se piensa aún con demasiada frecuencia, de Los Andes ni tampoco de la costa, sino de las tierras tropicales bajas de la Amazonía.Durante largo tiempo se creyó que Los Andes y la costa del Pacífico fueron los centros de invenciones culturales para toda América del sur. Se les atribuyó la domesticación de las plantas y de los animales, el descubrimiento de la cerámica y de la metalurgia, la creación de un sistema religioso complejo, de la centralización política y de la estratificación social, opinión difusionista defendida en especial por la norteamericana Betty Meggers, iniciadora de la arqueología amazónica. Según esta visión dualista en donde Los Andes eran igual a Cultura y Tierras Bajas igual a Naturaleza, toda innovación hallaba necesariamente su origen en la sierra. Partiendo de esto, Betty Meggers sostenía que las sociedades complejas bajaron de Los Andes a la Amazonía. Explicaba entonces su decadencia por la pobreza del medio natural al cual no lograron adaptarse. Siguiendo un determinismo ecológico estricto, afirmaba que las tierras bajas estériles provocaron el estancamiento cultural de los habitantes de la Amazonía. Deducía de ello, la decadencia de las sociedades complejas precolombinas de la isla de Marajó, las mismas que al no soportar las condiciones desfavorables, habrían periclitado luego de su llegada.