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Si muchos sistemas democráticos están sufriendo declives de la participación electoral, el caso chileno resulta especialmente llamativo. En el plebiscito de 1988, que rechazó la continuidad del dictador, Augusto Pinochet, votó el 89 por ciento de los chilenos mayores de 18 años; pero en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017 lo hizo solo el 46 por ciento. En este libro, sus autores, expertos en política comparada, comportamiento electoral y técnicas de investigación, analizan las razones de este inusual descenso a lo largo de las tres décadas de la democracia chilena. Hasta 2012, las reglas institucionales alejaron de las urnas a las nuevas cohortes de votantes, con lo que la abstención dependía casi exclusivamente de la edad. Las reformas introducidas por el Congreso Nacional en 2012, que pretendían revertir el descenso de la participación, no consiguieron recuperar a muchos electores que se habían habituado a no votar. En la actualidad, la abstención depende del nivel de estudios, la clase social y los recursos políticos, lo que genera importantes desigualdades en la participación electoral.