Cuando miramos cualquier imagen - ya sea gráfica o textual, codicia un "discurso"; crea un ruido y formaliza una escucha. El observador en la imagen refleja un pensamiento que pretende convencerse de este mensaje. El libro se refiere a esta libertad cruda que puede probar la capacidad de "leer" la imagen; saber de su elocuencia, hablar de su desprecio e identificar el tema que se impone. Siente esta pronunciación de imágenes de la persuasión, que puede animar o encender el observador. Se trata de "entender" la imagen e identificar la existencia potencial de una virtud e inspiración. Tratar de saber si conducir en las complejidades de la imagen proponiendo unos a otros la costumbre de apropiarse de la idea de lo que presenta. El trabajo de estética visual nos hace querer conocerla. Alejarse de la imagen es ejercitar el encuentro descuidado que trata de encontrarnos para, sin ira, mostrar sus insolencias - cuando no la entendemos.