El compilador de las siguientes páginas, entrenado durante mucho tiempo en la escuela de la aflicción, ha aprendido, a través de una comunión en el sufrimiento, a sentir la más profunda simpatía por "todos aquellos que en esta vida transitoria están afligidos o angustiados en su mente, cuerpo o estado". Como la debilidad física le impide expresar esa simpatía ministrando en persona en el lecho de la enfermedad o en la casa del doliente, envía este libro con la ferviente esperanza de que pueda alcanzar y confortar a muchos queridos hijos de Dios que puedan estar "por un tiempo en la tristeza a través de múltiples pruebas". Que el Señor envíe a casa sus palabras de fuerte fe y "elevada alegría" con mucho poder y dulzura a muchos, muchos corazones afligidos.