Contrapuntos es una revista literaria que publica crítica literaria, poesía, prosa, ensayo, fotografía y arte. La revista se publica desde los EE.UU.
SON MUCHOS, Y ATREVIDOS, los autores que auguraron que la realidad superaría a la ficción. Y no estaban tan mal encaminados. Es en los insólitos e inauditos tiempos que corren cuando logramos percibir que no hay mayor ficción como la narración de la propia realidad. Es más, hemos aprendido a prescindir a escala mayor del elemento que ha marcado el desarrollo histórico y cultural: la socialización.
La nueva edición de Contrapuntos buscaba en su inicio ficciones de inter-sociabilidad, de movilidad y de prácticas inter-seccionales que acentuaran la irreversible globalidad para así lograr una línea continuista con ediciones anteriores, y, al mismo tiempo, desmarcarse en el trato del tejido textual por su carácter lúdico e interactivo, aunque fuere tangencialmente. Sin embargo, la experimentación definitoria del desarrollo humano a la que el pensador holandés Johan Huizinga se le ocurrió acuñar ni más ni menos como ludens - participio presente latino para "el que juega" - se truncó recientemente en favor de patiens - o "el que sufre", en su sentido individual y colectivo. Y si bien Contrapuntos VIII inició su carrera con otra mira en mente, las circunstancias han llevado a esta nueva edición a proponer un texto curatorial que responde al anhelo de ese espacio social y comunitario de convivencia.
Como ha venido siendo habitual en años anteriores, Contrapuntos VIII se aventura con una curaduría fotográfica de mano de Indira Yadira Ariana García Varela. En esta octava edición, la sección fotográfica incluye el trabajo de Eunice Adorno, fotógrafa mexicana que transforma su producción artística en un comentario crítico a su respectiva orientación social e histórica. Bajo una selección de parámetros y conceptos fotográficos de diversa índole, el trabajo de Eunice enfatiza la concordia y formaliza su narrativa acorde a un espacio de codificación artística y de teatralidad escénica colectiva que impulsa de forma contundente una llamada hacia la descentralización del desarrollo histórico.
De seguido, la sección literaria entrelaza una selecta gama de géneros, estilos y temáticas que en conjunto consiguen erigir la díscola miríada moral y ética, ora para bien o para mal, que rodea a todo comportamiento, actitud y decisión que nos encargamos de ejecutar y que, a menudo, impacta nuestra capacidad de socializar. La poesía matemática y científica de Radoslav Rochallyi nos reitera la inefabilidad de cada acto, la incerteza e inseguridad a la que nos enfrentamos cotidianamente. A decir verdad, ni la ciencia se pone de acuerdo. Esta incerteza de a dónde nos dirigimos la acentúa la poesía de Ashley A. Arnold mediante el tono reactivo y de denuncia que visibiliza con claridad su voz poética. Una poética visual que activiza al sujeto de habla y que, por coincidencia o no, polariza el yo y el nosotros, con el otro y los aquellos. Junto con ellos, Yuan Hongri, y las traducciones de Manu Mangattu y Yuanbing Zhang, apuestan por una poesía más narrativa y distante, considerablemente anclada en la ensoñación positivista que tan necesaria se hace en nuestra era. Escaparse del arraigo que ostentamos de nosotros mismos es a veces la mejor manera de soñar. Y efectivamente es esta la libertad, mas a la vez la peligrosidad de las letras, a la que Francisco Álvarez Koki alude en la pieza final.