En el siglo XIX y principios del XX, mientras las grandes potencias se esforzaban en construir y mantener imperios que se extendían desde Australia hasta las islas del Caribe, Occidente fue el protagonista incontestable de un esplendor cultural que vio nacer obras maestras tales como la Aida de Verdi, Mansfield Park de Jane Austen, El corazón de las tinieblas de Conrad o El extranjero de Camus, por citar solo algunas. Con todo, y a pesar de la magnitud del fenómeno imperialista que caracterizó esa época, la mayoría de críticos literarios y culturales nunca prestaron la suficiente atención a su influencia sobre la cultura.
Mediante un brillante análisis, Edward W. Said examina estas obras junto con la de escritores de la talla de W. B. Yeats, Chinua Achebe o Salman Rushdie, para demostrar como la periferia sujeta al orden impuesto por la metrópoli supo crear su propia cultura vigorosa, opositora y resistente.
«Obra imprescindible.» -José María Ridao, El País
«Pivote entre dos mundos, solo Said ha sido capaz de advertir que la apacible rutina de Mansfield Park, la mansión en la novela de Jane Austen, se mantiene con el trabajo esclavo de una isla del Caribe. Sin imperio, proclama Said, no existiría la novela clásica europea tal como la conocemos.» -Terry Eagleton, The Guardian
«La crítica literaria que intenta tender puentes entre el arte y la política tiene que aprender mucho, si no todo, de este impresionante diálogo de Said consigo mismo.»
Camille Paglia, The Washington Post