Por lo que se ha dicho, es evidente que existe, ha existido y existirá siempre un Ser, de quien todas las cosas derivan su existencia; de quien todas dependen para su permanencia; y por quien todas son conducidas en el orden y la armonía, visibles en el universo. ¿De qué carácter le declara esta exposición?
Es sencillamente AUTOEXISTENTE. Todos los demás seres son derivados, y comienzan a ser. Sólo él es infravalorado y sin principio de días ni fin de años; el mismo ayer, hoy y siempre. Por supuesto, su manera de ser es totalmente diferente a la de todas las criaturas; totalmente superior y totalmente incomprensible. Por eso dice, y dice de verdad: "Yo soy, y no hay nadie más que yo". Por eso se llama a sí mismo "YO SOY EL QUE SOY", "JAH" y "Jehová"; es decir, la existencia, a la que no hay nada parecido ni secundario.
Claramente también, él es ALMACENADO. El poder que dio la existencia, es un poder que no puede conocer límites. Pero a todos los seres en el cielo, la tierra y el infierno, les dio la existencia, y por lo tanto se ve que posee un poder que trasciende todo límite. El poder que sostiene, mueve y gobierna el universo es también claramente ilimitado. El poder, que es necesario para mover un solo mundo, trasciende todo entendimiento finito. Ningún número definido de seres finitos posee el poder suficiente para mover un solo mundo un pelo; sin embargo, Dios mueve el gran mundo, que habitamos, 68.000 millas en una hora-doscientas sesenta veces más rápido que el movimiento más veloz de una bala de cañón. Y no mueve sólo este mundo, sino todo el sistema del que forma parte, y todos los mundos que alimentan el inmenso sistema solar, formado por innumerables estrellas y por los planetas que las rodean. Todo esto también lo ha movido desde el principio hasta el momento presente; y sin embargo, no desfallece ni se cansa.