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Dicen que existen pruebas de que el ser humano fue usuario de plantas con propiedades psicoactivas incluso antes de la formación de las primeras civilizaciones, como el opio extraído de la adormidera. Desde los asirios, consumimos drogas, con excusas religiosas, rituales, medicinales, por hábitos y costumbres, por distracción, equivocación, por hedonismo. Las más consumidas en nuestro planeta son el azúcar, el alcohol, la nicotina y la cafeína, legales en la mayoría de países, luego las sustancias ilegales derivadas de opiáceos y anfetaminas. La droga es underground, es tabú desde su comercialización en el siglo xx. El experimento de su prohibición es un fracaso que origina el poder de mafias que trafican con sustancias prohibidas, sean cuales sean. El crimen organizado controla el mercado de las drogas ilegales que a día de hoy genera una riqueza del 2% del PIB mundial, unos 600 000 millones de euros. ¿Y cuánto dinero es esto? ¿Alguien lo sabe? Cualquier política en cualquier país del mundo que haya intentado frenar o luchar contra este mercado ilegal ha fracasado. Todas las drogas causan, en mayor o menor medida, adicción y efectos secundarios y son buscadas por mujeres, hombres y animales por la sencilla razón de que proporcionan placer. Consumimos drogas para encontrarnos bien, mejor o para no sentirnos mal. Esto quiere decir que el mundo está lleno de DROGADICTOS, personas que dependemos física o psíquicamente de una sustancia debido al consumo reiterado de la misma. ¿Te incomoda la primera persona del plural? ¿Tu caso es excepcional? No pasa nada, puedes leer estas últimas líneas en tercera del plural. Si hay que poner las drogas en relación con los libros, tenemos un sinfín de literatura y de autores recubiertos de su aura, bien, sí, hablemos de Baudelaire y de Aldous Huxley, pero sería un irrespetuoso olvido, en el ámbito hispanoparlante, no hablar de la Historia general de las drogas de Escohotado, para muchos, personaje impertinente y molesto, y, para muchos también, gurú del cultivo del libre pensamiento y de la independencia de criterio, la que suponen los escritores a la hora de plasmar su obra. No se trata aquí de hacer un repaso de las conexiones entre el proceso creativo y el uso de productos psicoactivos. Que cada cual desencadene su creatividad o su locura como bien entienda. Quizá podríamos decir que en esta reunión de magníficos escritores que os proponemos, cada uno representa literariamente las drogas o las consecuencias de su uso a través de sus palabras. La bandeja está servida, creemos que hay para todos, convencidos como estamos de que la aspirina y el espidifen son el caviar y el champán de cada mañana.
Una docena de cuentos para descubrir las drogas sobre un ojo literario pero también el proceso creativo conexo con los efectos de las drogas.
EXTRACTO De Cocaína. El pericazo sarmiento (Selfie con la cocaína)Fragmento
«Nunca me di cuenta en qué momento la merca me dejó de provocar placer», se lamenta Gustavo Escanlar en el texto «Mis vidas como ex». Es un pensamiento que muerde con frecuencia a los adictos. El cocainómano jamás se cuestiona por qué continua metiéndose si ya no la disfruta. Reniega de su relación con la droga. Pero no renuncia a ella. Cualquiera que haya tocado fondo en la coca sabe que no existe nada peor en el mundo que el polvo comience a sentarte mal. Es como perder un súper poder. Es la más cruel de las fases de la cocaína. Mientras todo el mundo a tu alrededor goza los efectos de una raya violenta, tú te paniqueas o te quedas en mute por horas. O te ataca una taquicardia de maratonista. O se te traba la quijada como a un perro de pelea. O sudas como un maldito pollo a medio rostizar.