Las cosmovisiones de las antiguas culturas de la Tierra coinciden en diversas referencias sobre el inicio del mundo. Ese es el caso del origen primordial del caos y la oscuridad, los abismos profundos. ¿Era esto literal o figurado? ¿Y si era ambas cosas? Esta tesis de mitología comparativa brinda un claro ejemplo de cómo el universo es un espejo, una cosa de la otra, toda vez que lo metafísico o espiritual es imagen de lo material, de los fenómenos o de las formas, y viceversa. Los dioses personificaban conceptos elementales, y esta jerarquía de dioses englobaba los aspectos del cosmos. ¿Eran reales esos dioses? ¿Eran extraterrestres, seres de otras dimensiones o representaciones arquetípicas de los fenómenos del mundo? ¿O varias, o todas, las acepciones anteriores?
De acuerdo con estas descripciones, el universo-mundo fue producido desde un estado no físico, o universo etérico, y posteriormente produjo dimensiones, entre las cuales estaría la más voluble, dura y vulnerable: la física. El planeta Tierra habría sido uno más de millares de millones en sólo esta galaxia, una más de entre miles de millares de galaxias producidas, todos con sus múltiples dimensiones. La esfera terrestre habría pasado por procesos de destrucción cuasi completa y vuelta a construirse, con cavidades en su interior. De aquí nace la teoría de la 'Tierra Hueca', también evaluada en esta tesis. En esos procesos los dioses habrían luchado unos contra otros y sería los controladores y personificación de los poderes del cosmos.
Las mitologías refieren al primer dios de la materia con distintos nombres: Platón lo llamó Demiurgo; los egipcios lo llamaron Atum; los gnósticos, Ialdabaot; la cultura aramea, Sakla; los judíos, Samael; los griegos Cronos; los hititas, Aralu; los romanos, Saturno; el Dagon cananeo. No todos los relatos siguen la misma línea cronológica o genealógica, pero coinciden en los puntos más interesantes sobre el origen que el Génesis bíblico atribuye a un estado de oscuridad como inicio de todo. La rebelión de Ialdabaot habría sido la primera en el mundo material, por así llamarla, y de la que se desprendieron muchas más, como la rebelión de Lucifer, mucho más tarde. Coincidentemente, la ufología podría estar conciliando esta idea de Ialdabaot con la historia draconiano-orionita.
Este trabajo concluye con la formación de la materia por medio de un vínculo con todos los principados-autoridades, potestades, potentados, kosmokrator (huestes de maldad de las regiones celestes), ángeles oscuros, espíritus oscuros y demonios, y todas sus jerarquías. Esta primera parte esboza, asimismo, la figura de los dioses primevos y la descripción de las antiguas culturas sobre el origen del cosmos, el sistema solar y el planeta Tierra.