Ubicado en el corazón de Turena, en este valle del Loira amado por tantos reyes, Azay-le-Rideau fue construido durante el reinado de Francisco I por un rico financiero deseoso de afianzar su nuevo título de nobleza. El castillo, pequeña joya de los comienzos del Renacimiento francés, adornada con encajes de piedra cincelada, se engalanó en el transcurso de los siglos con una entrada inspirada en la de Vaux-le-Vicomte y un parque de estilo inglés. Sin embargo, fue en el siglo XIX, tras su finalización por el marqués de Biencourt en estilo neorrenacentista, cuando adquirió su imagen de « castillo del Loira » ideal y cuando se convirtió realmente en el « diamante facetado engarzado en el Indre » mencionado por Balzac en El lirio en el valle. Tras su completa restauración exterior, fue objeto de un nuevo amueblamiento ejemplar realizado en colaboración con el Mobiliario Nacional.
Los « Itinéraires », concebidos como un instrumento de turismo cultural, invitan a descubrir los caminos del patrimonio.