El castillo de Chambord, situado en el corazón de un vasto dominio de 5440 hectáreas es la obra maestra del reinado de Francisco I. Para construir este « bello y suntuoso edificio » solicita el parecer de los mejores consejeros, franceses e italianos : juntos elaboran una arquitectura innovadora, para gloria del soberano. Desde su creación, el castillo sorprende y deslumbra a sus visitantes gracias a su silueta única, su torre del homenaje imponente, su planta centrada en forma de cruz griega, su escalera de doble revolución y su fastuosa decoración esculpida.
Francisco I no vio la conclusión de su grandioso proyecto, pero su obra fue retomada por los sucesivos huéspedes del dominio. Cada uno de ellos marcó la historia del lugar, pero ninguno modificó el diseño en lo esencial. Chambord ha llegado a nosotros casi tal como Francisco I lo había soñado.
Los « Itinéraires », concebidos como un instrumento de turismo cultural, invitan a descubrir los caminos del patrimonio.