El arte de meter la pata no está a la altura de los neófitos. Un amateur se reconoce por la manera en que se aventura primero a rozar el vacío con la punta del pie, como quien prueba el agua de una piscina. El verdadero profesional, sin embargo, es aquel que no para mientes en calcular consecuencias, ni costes, ni implicaciones, y se lanza con todo y ropa o desnudo como su madre lo parió hasta el mismo fondo del atolladero. Y así, a partir del momento en que el Despellejado se tragó aquel primer cuento de Cocó, todas las noches sería ella la que se lo tragaría a él, a la hora y en el estado en que quisiese atragantárselo: cenado, dormido, hambriento, despierto, bebido, fumado, de pie o acostado, en blanco y negro o a todo color.
El Despellejado. de Manuel García Cartagena, es uno de los principales exponentes de la novela fantástica en la narrativa dominicana contemporánea. La hilarante mezcla de ingredientes que la componen (autoficción, historia-ficción, política-ficción) lo convierten en un relato en el que prácticamente cualquier cosa puede suceder.