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La dictadura franquista se construyó sobre numerosos mitos sin los cuales es imposible entender su longevidad. Pero detrás de los mismos, aguardaba una realidad más gris. Andalucía y lo andaluz fueron uno de esos elementos utilizados por el régimen para proyectar una imagen alegre y desenfadada del país. La vivencia de las fiestas populares, la vida campesina, la presencia de tradiciones religiosas y el benigno clima de sol y playa de sus costas fueron rasgos explotados por la dictadura para la transmisión de un nacionalismo donde tradición y modernidad encajaban a la perfección. Por el contrario, el día a día de aquella Andalucía resultaba desalentador. Como prueban los capítulos reunidos en este libro, la violencia, el hambre y la falta de tierra marcaron a la región durante décadas y el malestar se fue abriendo paso cuando sus habitantes dejaron de percibir el atraso como algo natural y se movilizaron contra la dictadura. El resultado es una Andalucía mucho más compleja, donde algunos de los mitos construidos por la dictadura permanecieron, pero donde otros fueron desmentidos por la cruda realidad de sus