Este pequeño tratado no tiene pretensiones de novedad, ya que trata de temas que forman parte de la meditación diaria del cristiano devoto, y de los que obtiene su más puro disfrute; el autor tampoco pretende competir con aquellos cuyas obras sobre la vida de Pablo han enriquecido el acervo de la literatura sagrada.
Su propósito al publicar estos pensamientos sobre la experiencia del Apóstol, es, en alguna medida débil, exhibir la belleza de la religión evangélica: trayendo a la vista, las diversas excelencias del carácter de Pablo; y desplegando esos principios de fe y amor, que, a través del Espíritu, hicieron de él una bendición tan grande para la humanidad.
El cristianismo es la religión del corazón. Cada doctrina del Evangelio es un manantial sagrado de santidad. Por lo tanto, en estas páginas, el autor se ha esforzado por tratar estos misterios de la gracia, no de manera polémica, sino práctica: no como temas de especulación, sino como fuentes de paz y gozo.
El lector espiritual no necesita disculparse por los numerosos extractos de los escritos de Pablo. Estos constituyen el valor intrínseco de la obra. Son joyas preciosas, por humilde que sea el cofre en que se presentan.