Bernadette Holly, una institutriz inglesa, había cometido el error de fugarse con su amante, y ese error le había costado su reputación. Ya no tenía miedo de nada; ni siquiera del sombrío y peligrosamente atractivo escocés que se debía casar con la joven que estaba a su cargo, la inocente Avaline Kent.
Avaline estaba aterrada ante la perspectiva de casarse con Rabbie Mackenzie, pero no lo podía rechazar sin caer en desgracia. Bernadette tuvo entonces una idea: convencer a Rabbie de que anulara el compromiso matrimonial... mientras hacía verdaderos esfuerzos por no rendirse ella misma a sus encantos.
Sin embargo, la situación de Rabbie no era mejor. Estaba obligado a casarse con una inglesa que, para empeorar las cosas, era tan cándida como infantil. No se parecía nada a su aguda y apasionada institutriz, cuyo carácter le había devuelto el entusiasmo y la alegría que había perdido tras la fracasada rebelión jacobita.
Lamentablemente, el futuro del clan de los Mackenzie dependía de ese matrimonio. Pero ningún escocés de las Tierras Altas habría podido renunciar al amor verdadero.