Queridos amigos, el siguiente discurso sobre la oración en el armario 1 lo recomiendo de corazón para su seria lectura. Tengo muchas razones para esperar que, una vez que lo hayan leído, estarán más enamorados que nunca de la oración en el armario, y que le darán más valor que nunca a la oración en el armario, y que mejorarán la oración en el armario como nunca lo han hecho. Considerad lo que digo en mi epístola al lector y trabajad de modo que administréis este pequeño tratado que ahora pongo en vuestras manos, para que Dios sea glorificado, vuestras propias almas edificadas, consoladas y animadas en los caminos del Señor, y para que seáis mi corona y mi alegría en el gran día de nuestro Señor Jesús (1Ts 2:19-20). Deseando, pues, que "la buena voluntad del que habitaba en la zarza" (Deu 33:16) permanezca sobre ti y los tuyos para siempre, me despido y descanso, querido amigo, servidor de tu alma en nuestro querido Señor Jesús,