El tema central de este libro es el análisis de las correspondencias que existen entre la concepción de los actos rituales, la imagen del cuerpo y la visión del mundo de los otomíes que habitan en el sur de la Huasteca. En sus inicios, esta investigación pretendía resolver un enigma: ¿por qué la organización ritual de los otomíes se divide en dos sectores rigurosamente separados, el que compete a la tradición católica, y el de origen indígena, en gran parte disimulado en la intimidad de los oratorios, de los santuarios y de los cerros? ¿por que han rechazado el sincretismo? Discretamente, los datos históricos revelan la existencia, desde la Colonia, de un dispositivo de camuflaje que permitió ocultar hasta nuestra época un conjunto de ritos de origen prehispánico. Sin embargo, fue el descubrimiento inesperado de la teoría otomí relativa a la fisiología sexual señalada por la misma exégesis indígena - lo que expuso paulatinamente un inmenso campo de reflexión acerca del cuerpo humane; y del universo. Un cuerpo dicotOmizado entre la (jarte alta, la de Dios, y la parte baja, la del Diablo, la mitad del mundo. Este dualismo asimétrico (que privilegia el espacio inferior, la "parte otomí") es totalmente congruente con la bipartición del cosmos. A partir de tal isomorfismo se ilumina la sintaxis ritual y el sentido profundo de "las costumbres", de la devoción a los muertos y del carnaval. Se revela entonces la complejidad de un pensamiento cosmológico forjado en el dialogo tenebroso del sexo y de la muerte.