He considerado el doloroso juicio con el que hemos sido visitados últimamente, que tan evidentemente declara la ira de Dios contra nosotros. Por eso creo que esta obra es un ensayo muy aceptable para Dios, y provechoso para nosotros mismos. He hecho lo mejor que he podido para que la voz de la vara de Dios sea articulada para ustedes. En la impresión de este libro nos azota, no sólo la ira de Dios, sino el pecado por el que nos azota, y el deber al que nos quiere conducir. Espero que todo esto se encuentre en caracteres legibles y fácilmente comprensibles en la página.