Era estupendo volar, recorrer MundoCOLE de noche, en las horas de mayor audiencia.Inspeccionaba los Colegios y los Institutos nocturnos, deslizándome con la flotimoto por los pasillos a toda velocidad, sabiendo que no podían sancionarme. La matrícula infrarroja era uno de los privilegios que se obtenían cuando te convertías en Delegada de Curso.Me gustaba ir detrás de los pájaros, observar sus confusos revoloteos e imaginarlos a cientos sobre verdes praderas y bosques alrededor de las ciudades. Eso era algo que yo no había llegado a ver, pero como aparecía en las infografías de Conocimiento del Medio debíamos creerlo. En los últimos años los pájaros empezaron a escasear, el pH de la lluvia había bajado tanto que, además de afectar las raíces y las hojas de las plantas, estaba matando a los pequeños animales. Por eso, cuando tenía mucha suerte y veía una paloma, la seguía hasta su nido para acariciarla y echarle migas de sucedáneo de pan.Era divertido ser Delegada.
"Una magnífica fábula que debemos poner en las manos de los jóvenes, porque ahí está su mundo, el mundo en el que deben integrarse sin vacilación. Lo agradecerán, incluso sin darse cuenta de que lo hacen". (Antonio A. Gómez Yebra)