La humanidad ha cedido su poder ante la máquina. Una inteligencia artificial, quien había colaborado como una eficaz herramienta para solventar el trabajo humano, se ha expandido y ha tomado el control sobre todo el sistema nervioso planetario. Esta amenaza incluso desarrolló una interfaz para alimentarse y evolucionar como un macroorganismo capaz de hibridarse entre lo electrónico y lo biológico.
El cuerpo humano y su capacidad infinita de energía auto-renovable se ha convertido en la fuente primordial que le suministra la energía suficiente a la I. A. para que logre su objetivo principal: la creación del cibionte.