La imagen de un viejo muerto a la orilla del mar, sentado en una silla playera, un cofre abierto, con algunas cartas, una pequeña tortuga de porcelana, una urna de plata… sugiere muchas historias. Este podría ser el inicio de una novela policíaca pero es una novela de amor con todos los ingredientes que suele presentar este género: odio, traición, desengaño, envidia, ilusiones, desilusiones y sobre todo mucha pasión.
Se desarrolla en el marco atractivo de un cabaret donde todo suele ser demasiado esplendoroso para ser real. La luces y la música protagonizan y secundan la historia de una pareja gay que además de sufrir el escarnio de una sociedad que los trata de mutilar sufren las consecuencias del que ama algo que no le pertenece.
Como dice un personaje: sé cuan duro es aceptarse uno mismo, uno es su peor enemigo, vivimos buscando aceptación de los demás; pero no somos capaces de decir abiertamente «soy homosexual». Tenemos miedo a decir quiénes somos, y si no nos amamos nosotros mismo, ¿cómo esperamos encontrar el amor? El día que te ames de verdad el amor llegará por añadidura.