El 18 de mayo del 2018 Albert, Tamara, Bea y Dani iniciaron un encierro, en una solitaria casa de una aldea de Lleida, con el objetivo de invocar una historia a ocho manos, en homenaje a todos los casos de caza de brujas que asolaron la región en los siglos pasados. Las normas eran claras: quedaba totalmente prohibido utilizar material escrito fuera de la casa, no habría acceso a internet ni comunicación con el exterior, se turnarían a escribir en tan solo dos ordenadores portátiles y, pasara lo que pasara, terminarían la novela en los tres días y tres noches de aquel fin de semana de mayo. Una vez iniciado el ritual, descubrieron que tal vez lo que estaban construyendo con sus cuatro cabezas había trascendido el texto para atravesar sus vidas; pero ya era demasiado tarde, no había marcha atrás, el libro debía ser concluido.