En esta cuarta tesis explico el relato del Génesis bíblico a la luz de la metafísica y de la literalidad, y no partiendo del error común de tomar el texto traducido, sino partiendo de las fuentes originales (primeramente, hebreas y griegas), y no según la interpretación religiosa, sino científica y de los arquetipos de la mente. Pero esto no se puede lograr correctamente sin corroborar la información y compararla con otras fuentes. Esto es así porque existen cientos de manuscritos más del pueblo hebreo, y muchos de los cuales abordan asimismo la creación del universo.
No encontrarás un relato que inicia con un caos y un abismo, pues ese es un escenario posterior. Las cosas no comenzaron así. Ya había "algo", y de ese "algo", constituido por otro tipo de reinos y mundos, se produjo este universo. Un universo primordial, no físico, del que se produjeron universos físicos y sus dimensiones, como el nuestro. No hubo un Big Bang desde un punto concreto, o único. La luz estalló simultáneamente, en términos de la conciencia cósmica, aunque fuese experimentado en diferentes "tiempos" a razón del "espacio" (distancia). No hubo 6 días de creación. Hubo ciclos antes de esa "luz", y 6 eones posteriores a ese marco cronológico.
¿Qué significa todo ese relato de los mal llamados "días" del génesis (o 'Barashit')? Te sorprendería saber que el E-Din (Edén), no fue un concepto originario de los sumerios, mas evoca a los reinos anteriores a este universo. Adam (Adán) no era una persona, sino la raza humana. Javah (Eva) no era una persona, sino la Vida, la hija de la Sabiduría y la Fe-Certeza. Acá llegas a comprender qué significan en realidad todos estos arquetipos que figuraban mitos que primero ocurrieron en otro universo. Sí, la tal "serpiente" no era un animal, sino el ego. Y todo cuanto se relata representa la Mente Colectiva que produjo este universo, a la que se llama Elohim, Adam o Cristo, según sea el caso.