Que las gracias y las disposiciones santas que se forjan en el alma son los manantiales y los principios de la obediencia evangélica. Las primeras corrientes que fluyen de ahí son las acciones internas de nuestras almas en los pensamientos santos, y un sentido y una percepción vivos de las cosas espirituales, y una aprobación y un juicio debidos de ellas como muy excelentes.
Y esto ruego: que vuestro amor crezca aún más en conocimiento y en todo juicio; que aprobéis las cosas excelentes; que seáis sinceros y sin mancha hasta el día de Cristo, llenos de los frutos de la justicia que son por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.-FILIP. 1:9-11.