¿Quiere a los suyos, verdad? Quiere a sus hijos y a sus padres, a sus hermanos y a sus cuñados... Quiere a su familia sobre todas las cosas. Y, sin embargo, si pudiera, ¿no se libraría en ocasiones de ellos... al menos por un rato? A veces, incluso, ¿por un rato largo? No se preocupe. No es usted un monstruo, ni alguien extraño. Simplemente está comprobando que esos a los que queremos tanto y que tanto nos quieren son maravillosos... pero también, en ocasiones, insoportables. Son los «otros», nuestros «otros», esos que nos llevan a comprender la vieja canción Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.
En Locos por la familia les proponemos un juego. El juego de los espejos. Vengan con nosotros a visitar a una familia, como las nuestras, con padres, hijos, abuelos... Vamos a ver cómo se relacionan, a conocer sus crisis y sus pasiones. Y al tiempo vamos a intentar comprender por qué cada uno de nosotros en el pequeño-gran mundo de nuestras familias nos comportamos como lo hacemos.
Los autores han creado una familia típica. Unos padres de edad mediana, con tres hijos, uno adolescente, otro pre-adolescente y un benjamín; hermanos, abuelos... A ellos, a modo de cobaya, los someten a las crisis por las que pasanÿ casi sin excepción todas las familias: encuentros y desencuentros, amores y desamores..., inevitables crisis de crecimiento puestas de manifiesto por los malentendidos a los que lleva el cariño a veces y porÿ las ataduras de la convivencia, eso que se llama la rutina. Mientras observamos a esta familia desde una doble mirada, a través de los ojos de sus protagonistas y bajo la lupa de una experimentada psiquiatra, asistiremos, sin duda, a escenas que nos son muy conocidas porque se viven cada día en nuestra casa o en las casas de personas que nos son muy queridas, nuestros familiares. Y es que vamos a contemplar el microcosmos familiar para entenderlo mejor y poder vivir en él de una forma más plena.