Todos hemos pasado por esta situación: tienes prisa por llegar a una cita crucial y, de repente, no recuerdas dónde dejaste las llaves la noche anterior.
Utiliza un esfuerzo mental para tratar de recordar la posible ubicación de los artículos: ¡cree firmemente que los colocó directamente sobre la mesa de la cocina!
¿Cómo pudo desaparecer de tu memoria una experiencia tan pequeña y sencilla? Este tipo de olvido es resultado directo del funcionamiento de nuestro cerebro. La mente humana se desarrolló con esta limitación inherente, pero no es la única limitación de nuestra capacidad para recordar información.
¿Alguna vez llegó a una reunión social y fue recibido por una persona desconocida, sólo para descubrir más tarde que en realidad la había conocido unos meses antes?
A todo el mundo le pueden ocurrir sucesos tan humillantes y se atribuyen al inicial de los siete vicios cardinales de la memoria humana: la fugacidad.