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En los últimos años vivimos un problema sustancial del campo de la educación: la crisis de autoridad. Las raíces de esta crisis están en el hecho de que ya no aceptamos la autoridad en el sentido tradicional. Antes, la autoridad de los padres y profesores eran la distancia, la jerarquía y el castigo; la función del educador era controlar, y la del niño, obedecer. De ahí hemos pasado en las sociedades occidentales a jugar con la idea de que para educar a los niños no hacía falta la autoridad. El sueño demostró ser una ilusión. Los niños que crecen en un ambiente de completa libertad tienen después muchas dificultades y, por extraño que pueda parecer, una menor autoestima. Haim Omer sin embargo defiende un nuevo modelo de autoridad basada en la presencia, el autocontrol, la ayuda y la constancia. Sus estudios y experiencia demuestran que los padres y profesores que aprenden a desarrollar esta autoridad y a ponerla en práctica recuperan su voz, su sitio, su influencia y su sentido de legitimidad. Tomando como base ese modelo de autoridad ha demostrado la gran efectividad de la Resistencia pacífica como método para reducir las conductas violentas, agresivas y autodestructivas de niños y adolescentes. Con la Resistencia pacífica, tal y como nos explica Haim Omer en este libro, los padres se sienten menos indefensos y son menos impulsivos, disminuye la escalada de violencia entre los padres y el hijo, y se propician más gestos positivos y muestras de cariño de los padres. Efectos similares se observan en padres adoptivos, profesores, profesionales de la salud y centros psiquiátricos. Las diversas adaptaciones del método a otros problemas, como los trastornos de ansiedad, la conducción temeraria, las adicciones, y también su aplicación a los "niños adultos" que maltratan a los padres, han ido ampliando progresivamente el alcance de este sistema.