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El libro inédito del gran escritor rioplatense que recoge las cartas que escribió entre 1987 y 1989 a su última mujer. Un testimonio valiosísimo de su universo literario y personal. «Princesa, esto no es una carta para vos (¿qué te puedo decir que ya no te haya dicho, de bueno y de malo?), sino que, como otras veces, utilizo tu imagen de interlocutor privilegiado para desarrollar mi monólogo de búsqueda, buscando precisamente que tu imagen me ayude a no salirme demasiado de la razón».Entre 1987 y 1989, mientras Mario Levrero vivía en Buenos Aires, trabajando en revistas de crucigramas para conseguir el dinero suficiente que le permitiera comprar lo que más anhelaba: tiempo para dedicarse a escribir, inició un romance con Alicia Hoppe, quien había sido la mujer de un viejo amigo y, más tarde, su médica personal, que lo acompañó durante años en sus devenires psicosomáticos. En ese momento, ella residía en Colonia, y estas cartas son testimonio del inicio y crecimiento de ese amor adulto y, también, registroliterario de las obsesiones, temores e ilusiones de un singular escritor, con un poder de observación y análisis extraordinario. Este libro inédito existe gracias a la cuidada edición de Ignacio Echevarría y la generosidad de Alicia, quien, como en aquellos años, una vez más despertó el alma rezagada del escritor, que a veces se perdía en sus propios laberintos.La crítica ha dicho:«A Levrero o lo amas o lo odias: no hay término medio. Es tan original, tan raro, tan propio que provoca adhesión o rechazo. Esa visceralidad emocional también se encuentra en su obra, atravesada por una poética del contraste. Una obra llena de personajes solitarios, pero llena también de personajes deseantes.»Jorge Carrión, Altaïr Magazine «Levrero es el reverso corriente de Kafka, una sombra manoseada de Camus en clave cómica».El País«Mario Levrero es para las letras latinoamericanas el gran descubrimiento de este siglo».Revista Ñ, Clarín «Se podría arriesgar que el nombre de Levrero compone hoy, junto al de Fogwill y al de Roberto Bolaño, una suerte de canon involuntario latinoamericano de comienzos de siglo».Maximiliano Tomas «Su lectura nos introduce en una experiencia del orden de los irreversible, salimos y encontramos otra realidad, por el simple hecho de que algo en nosotros ha cambiado, de que nuestra mirada ya no es la misma».Germán Beloso, Arcadia «Todos somos hijos suyos».Álvaro Enrique