No hay mejor sitio que las páginas de este libro para entrar en el contacto más directo posible con la biblioteca personal de José Kozer, con sus lecturas más frecuentes, con sus tics de lector, con sus opiniones y manías, y con el testimonio de algunos de sus más apasionados encuentros con obras y personajes literarios. Valga para ello detenerse en su introducción a Espejo de la luna, de Saigyō; en su escrito, gozoso e hilarante, sobre cómo leer la obra mayor de Ezra Pound; en el homenaje que rinde a su admiradísimo Thoreau; en sus magníficos ensayos sobre los diarios de José Martí y Poeta en Nueva York de Lorca; en sus recurrentes fantasías biográficas en torno a la figura de Franz Kafka, verdadera obsesión para Kozer; o en el elogio sereno a un poeta como José Lezama Lima. Algunos de esos encuentros afortunados han tenido lugar, además, en ciertas zonas de la actual literatura latinoamericana, pues en las obras de Adolfo Castañón, Eduardo Espin o Claudio Daniel, entre otros, el autor ha visto espacios donde el conocimiento poético adquiere alturas y calidades infrecuentes.