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Somos menos capaces de pensar con claridad cuanto más tarde trabajamos, y cuando notamos que nuestro enfoque está vacilando, nos convencemos de que debemos esforzarnos más.

Sin embargo, esto solo empeora el problema.

Por otro lado, hay buenas razones para asumir que debes darle un descanso a tu cerebro.

Debido a todos nuestros contactos con el mundo exterior, gastamos una enorme cantidad de energía, lo que a su vez perjudica nuestra capacidad de pensar con claridad. Esto sugiere que nuestra capacidad para el pensamiento activo está restringida hasta cierto punto.

Si queremos mantener un buen nivel de rendimiento, necesitamos conservar la energía que el cerebro usa solo para nuestras responsabilidades más importantes.

Esto puede implicar poner algunas responsabilidades más arriba en la lista que otras. Tenga en cuenta, sin embargo, que el mismo acto de priorizarse a sí mismo es un trabajo que requiere esfuerzo y energía; por lo tanto, solo debe participar en esta actividad cuando su mente esté clara y atenta.

Convertir tareas en rutinas, que se pueden almacenar en el cerebro como patrones y no requieren que el usuario preste toda su atención a una tarea, es otra estrategia de conservación de energía que se puede utilizar.