En menos de 10 años, dos millones de personas han dejado el campo para instalarse en la ciudad, mientras que la población económicamente activa del sector industrial (15% de la PEA total) no ha aumentado. A pesar de la reforma agraria, que es considerada como una de las más radicales del continente, y de los esfuerzos para modernizar el sector agrícola, la producción nacional de alimentos es cada vez más deficitaria. En 1980 se han gastado 770 millones de dólares, o sea 30% de las reservas en divisas, para importar productos alimenticios. Estos dos rasgos de la realidad peruana contemporánea reflejan el estado de crisis en el cual se encuentran los pequeños productores agrícolas y en particular el campesinado andino. A nivel global se puede decir que se trata de una crisis de la producción, la misma que se ha vuelto insuficiente, no sólo para contribuir a la alimentación de la población urbana, sino también, para permitir la subsistencia del mismo campesino que estácondenado a migrar.